¡Hola a todos!
Empezaremos hablando de la señal de los cristianos:
LA SEÑAL DE LA CRUZ
Hacemos la señal de la cruz llevando nuestra mano derecha de la frente al pecho y del hombro izquierdo al derecho. Esta señal de la cruz expresa nuestra creencia en el misterio de nuestra redención.
A la señal de la cruz, agregamos las palabras, “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,” para expresar nuestra creencia en la Santísima Trinidad, otro gran misterio de nuestra salvación. La Trinidad nos dice que, aunque Dios es Uno, El no es un Dios solo, porque El es una comunidad de Tres Persona que se aman.
Expresamos la unidad de Dios cuando usamos las palabras “en el nombre de…” ya que usamos el “nombre” en singular y no “nombres” en plural. Y expresamos quienes son las tres Personas del único Dios por medio de las palabras, “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.” Puesto que estas tres personas son iguales, las unimos a través de la conjunción coordinada “y”. Nosotros decimos, “del Padre”, “y del Hijo”, “y del Espíritu Santo”. Añadir esos “y” es muy importante ya que expresan la igualdad de las tres personas.
Cuando decimos, “En el nombre del Padre,” tocamos nuestra frente, por que el Padre es la cabeza de la Trinidad. Cuando decimos, “y del hijo”, tocamos nuestro pecho, porque el Hijo vino a mostrarnos el amor del Padre por nosotros y el amor reside en el corazón. Cuando decimos, “y del Espíritu Santo” tocamos primero nuestro hombro izquierdo en la palabra Espíritu y luego nuestro hombro derecho en la palabra Santo, ya que el Espíritu Santo en la fuerza de Dios, El que nos consuela, el que nos ayuda a llevar las cargas de la vida. Nosotros solemos cargar las cosas pesadas sobre nuestros hombros.
Vamos del hombro izquierdo al derecho por dos razones: primero por que escribimos de izquierda a derecha (en el oriente, se escribe de derecha a izquierda; por lo tanto ellos se persignan de esa manera _ del hombro derecho al izquierdo) y segundo, porque nuestros pecados nos colocan a la izquierda de Dios, pero el perdón de esos pecados nos colocan a la derecha de Dios y los pecados son perdonados por el Espíritu Santo. “Recibid el Espíritu Santo, “dijo Jesús al instituir el sacramento de la penitencia. “A quienes perdonéis los pecados le quedaran perdonados…” (Jn20, 22-23).
A lo largo de la historia, Dios ha demostrado el poder de la cruz, usándola para acabar el Imperio Romano pagano. Tras la muerte de Diocleciano, Constantino el Grande heredo la porción más pobre del Imperio Romano- Bretaña y Galia. Toda Italia fue entregada al pagano Majencio. Militarmente, Majencio tenía más del doble de poder y de fuerza militar que Constantino. Por tal razón, los oficiales de Constantino se oponían a invadir Italia de manera abrumadora.
Pero en la primavera de 312 D.C., Constantino, mientras marchaba con su ejército en Galia, vio una cruz en el cielo frente al sol y las palabras In hoc signo vinces(Con esta señal vencerás). Constantino ordeno que la cruz fuera puesta en todos sus estandartes de batalla. Después de esta visión, todas sus dudas sobre la invasión de Italia se desvanecieron y eso dio paso a una certeza absoluta. Sin miedo alguno y con rapidez del rayo, descendió sobre Italia y comprometió a Majencio en batalla. Aunque desfavorecido en proporción de cuatro a uno, Constantino gano una victoria decisiva. Majencio y sus tropas se retiraron a Roma. El único puente para que ellos cruzaran el Tiber era el puente Milvio. Pero con el peso de tantos fugitivos, el puente se derrumbo y Majencio cayó al Tiber y se ahogo con su pesada armadura.
Al día siguiente, 29 de octubre de 312, Roma abrió sus puertas a Constantino, quien hizo una entrada triunfal. Constantino siempre atribuyo sus victorias al poder de la cruz. En acción de gracias, el dio fin a su persecución de la Iglesia, le concedió estatus legal y declaro fuera de la ley la muerte por crucifixión. Más tarde su madre Santa Elena, fue a Jerusalén y encontró la reliquia de la Verdadera Cruz de Cristo.
San Juan María Vianney, el cura de Ars, solía afirmar que la señal de la cruz es formidable, por que por medio de ella nos escapamos del poder del demonio.
Con frecuencia Jesús enseño, “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo hare…” (Jn14:13). Imaginen las bendiciones que se derraman sobre nosotros cuando empezamos cualquier cosa que hagamos “¡En el nombre de la Santísima Trinidad!”. ¡No es de sorprenderse entonces, que digamos que estamos bendiciéndonos a nosotros mismos cuando hacemos la señal de la cruz!
Finalmente, por la Señal de la Cruz, nosotros cedemos a Dios, por así decirlo, todo lo que hacemos. Cuando Cristóbal Colon tomo América en nombre de Isabel y de Fernando de España, esta se convirtió en una posesión española. De igual manera, siempre que nosotros hacemos algo en el nombre de la Santísima Trinidad, lo cedemos a Dios, santificando así nuestra acciones y haciéndolas redentoras.
Los padres deben persignar a sus hijos con la cruz al darles el beso de buenas noches antes de dormir.
¿Qué piensa la Iglesia acerca de la Señal de la Cruz?
En su Enchiridion de Indulgencias, ella escribe, “se concede indulgencia parcial a los fieles, que devotamente se persignen con la Señal de la Cruz, al mismo tiempo que pronuncian las palabras de costumbre: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Espero que la información sea interesante.
Bendiciones!
Ale Méndez
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